sábado, 29 de marzo de 2014

Alguien me ha tocado

Lo he comentado muchas veces, tantas que hasta soy pesado.
Recuerdo las palabras de una homilía que me impactaron mucho, era sobre el evangelio de la hemorroisa. Cuando estaban apretujando a Jesús y le tocó la hemorroisa Él dijo: Alguien me ha tocado
Los discípulos estaban asombrados y le replican que le están venga a empujar y dice que alguien le toca...

¿No es un gran riesgo que podemos tener cuando vamos a comulgar?, podemos ser como esos que dan empujones, pero que no llegan a tocarle. Eso es algo que me preocupa mucho, quizás el haber tenido tantas facilidades para estar cerca de Él nos ha hecho perder interés o no darle el valor necesario.

Siendo escrupulosos, para poder comulgar debemos saber a quién vamos a recibir. ¿Somos conscientes de a quién vamos a recibir?. A veces creo que podemos ponernos en la fila de comulgar como si fuésemos a hacer la compra.

No debemos ser la misma persona después de haber comulgado. Dicen que no eres consciente de lo que tienes hasta que lo pierdes. Espero que podamos descubrirlo antes y que vayamos renovados a comulgar y que Él nos renueve después de haber comulgado.

Dios premia a los malos

No me he vuelto loco, es una frase que escuché a alguien y me gustó mucho. ¿Por qué me gustó?, para entender la respuesta tenemos que repasar la relación de la humanidad con Dios.

Desde el principio hemos estando dándole la espalda a Dios, empezando con Adán y Eva, pasando por los grandes reyes David y Salomón, la crucifixión de Cristo, y seguimos hasta nuestros días...

La respuesta de Dios ha sido la Confianza con mayúsculas, a cada desprecio nos ha devuelto una prueba de amor aún mayor, si hasta envío a su hijo para que nos salvarse y lo ejecutaremos...

Cuando decía lo de la confianza, me refería a que Dios sabiendo que a la mínima le vamos a traicionar y Él siempre nos recibe con los brazos abiertos, como el padre del hijo pródigo.

Ahora ya puedo responder diciendo que los malvados somos nosotros y que Dios nos premia con su Amor incondicional.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Vigilia de la Almudena

Se acerca la Fiesta de Nuestra Patrona la Virgen de la Almudena, y como todos los años, el día 8 de Noviembre habrá una Vigilia para Jóvenes en la Catedral a las 20:30 horas. Podriamos quedar a las 19:30 horas en la Parroquia para ir juntos a la Catedral y después de la Vigilia, como es también tradicional tomar un bocadillo de calamares en la Plaza Mayor.

Quien quiera ir con el grupo de la parroquia, que avise a Don Jesús.

sábado, 22 de octubre de 2011

¿Y después de la JMJ qué?

Personalmente, me encantó haber participado en la JMJ y me llenó de energía y de Gracia. Pero como dijo D. Jesús ayer, ¿y ahora qué?, ¿vamos a hacer algo con esto?, ¿vamos a aprovechar ese empujón de la JMJ o se quedará en las típicas intenciones de año nuevo?. He de decir que el ver a más de 20 jóvenes un viernes por la noche queriendo profundizar más en su Fe hace que pueda responder a la pregunta diciendo: Sí, queremos dar forma a es "qué", queremos que sea algo, queremos cultivar nuestra Fe.

Ayer empezamos el curso reflexionando sobre los seis primeros puntos que se engloban dentro del capítulo "Por qué podemos creer" y eso me hizo pensar...
Si sólo lees las preguntas superficialmente, puedes caer en el error de pensar que no hace falta profundizar porque son conceptos obvios: "Pero si esto es lo de siempre", "Si esto ya me lo sé yo" ...
Ayer me di cuenta de que a veces leemos las preguntas automáticamente entendiendo las palabras pero no conseguimos recibir el mensaje. En mi profesión, el mundo de la informática, es tan importante que lleguen los datos como que llegue el mensaje, pero, ¿por qué nos cuesta tanto querer recibir ese mensaje?.
La Fe es el tema principal de esta primera parte. ¿De verdad es tan tan importante que queramos reforzar nuestra Fe?. Pues debe serlo cuando el Santo Padre haya convocado un Año de la Fe con motivo del 50º aniversario del Concilio Vaticano II, del 11 de noviembre de 2012 al 24 de noviembre de 2013.

Después de este ladrillo que os he soltado, os voy a poner unas breves palabras sobre algunas de las preguntas que estudiamos ayer.

¿Para qué estamos en la tierra?
La respuesta es muy fácil: amar a Dios en lo que hagamos. ¿Y cómo hacemos eso?, también la respuesta es fácil: haciendo el bien. Decirlo es fácil, pero es algo que cuesta, no es fácil. Pero por suerte contamos con ayuda, porque podemos hacer el bien por medio de Jesucristo. Siguiendo las huellas que nos ha dejado en la arena.

¿Por qué nos crea Dios?
Esta pregunta es buena, porque me parece muy difícil de responder si sólo usas la razón. Porque esta respuesta escapa de toda lógica humana. La respuesta breve es que nos ha creado por amor, un amor desinteresado. Porque de otra forma no podríamos entender el motivo por el que somos lo más bello de la creación.

¿Por qué buscamos a Dios?
Desde el inicio, el hombre siempre ha estado en permanente búsqueda de Dios, buscando signos en la Creación. Esa búsqueda de Dios es la forma en la que vivimos nuestra vocación. Me gustó lo que dijo D. Jesús, ¿somos cristianos de compartimentos estancos dónde tenemos separadas las actividades de nuestra vida?, aquí tengo mi trabajo, aquí mis amigos, aquí mi Fe... Si de verdad buscamos a Dios, ¿no debería estar todo un poco más mezclado?, ¿no debería estar nuestra Fe en todas esas áreas de nuestra vida?

Esto es parte de lo que hablamos ayer porque desgraciadamente me tuve que ir sin terminar la reunión, así que será bienvenido todo aquel que quiera comentar algo de la reunión o aunque no pudiese ir quiera comentar algo de las seis primeras preguntas. Todas las opiniones, cuestiones o preguntas son bienvenidas...


Os dejo el enlace a la entrada en que está publicado el vídeo que vimos a trozos ayer: http://grupoyoucat.blogspot.com/2011/10/jmj-siguele.html

Prólogo de Benedicto XVI

Queridos jóvenes amigos,

Hoy os recomiendo la lectura de un libro poco común. Es poco común por su contenido y también por el modo como se elaboró. Y quiero comentaros algo de este origen, porque a la vez quedará claro así qué es lo especial de este libro.

Por así decir, surgió a partir de otra obra cuyo desarrollo se remonta a los años ochenta. Era un tiempo difícil tanto para la Iglesia como para la sociedad mundial, en el que se necesitaban nuevas orientaciones para encontrar el camino hacia el futuro. Después del Concilio Vaticano II (1962-1965) y en una situación cultural nueva, muchas personas ya no sabían bien qué es lo que creen en realidad los cristianos, qué enseña la Iglesia, si puede siquiera enseñar algo y cómo se casa todo esto con una cultura transformada desde su base. ¿No está superado el cristianismo como tal? ¿Se puede ser cristiano hoy de un modo razonable? Éstas eran preguntas que se planteaban también los buenos cristianos.

El papa beato Juan Pablo II tomó entonces una decisión atrevida. Decidió que obispos de todo el mundo tenían que escribir juntos un libro en el que dieran respuesta a estas preguntas. Me confió la tarea de coordinar el trabajo de los obispos y de ocuparme de que de sus aportaciones resultara un libro —un verdadero libro, no una agrupación de textos diversos—. Este libro debía llevar el viejo título de Catecismo de la Iglesia Católica, pero debía ser, sin embargo, algo nuevo y fascinante. Debía mostrar qué es lo que cree hoy la Iglesia católica y cómo se puede creer de un modo razonable.

Yo estaba asustado ante este encargo. Tengo que confesar que dudaba de que se pudiera lograr algo así. Porque ¿cómo era posible que autores dispersos por todo el mundo pudieran realizar juntos un libro legible? ¿Cómo podían personas que viven en diferentes continentes, no sólo geográficos, sino también en el nivel intelectual y espiritual, realizar juntas un texto que debía tener una unidad interna y ser comprensible también en todos los continentes? A ello se añadía que estos obispos no debían escribir sin más como autores individuales, sino en contacto con sus hermanos obispos y con las iglesias locales. Tengo que confesar que aún hoy me sigue pareciendo un milagro que finalmente se pudiera lograr este plan.


Nos encontrábamos tres o cuatro veces al año durante una semana y discutíamos apasionadamente acerca de los fragmentos que habían surgido en los intervalos. Ciertamente lo primero fue establecer la estructura del libro. Tenía que ser sencilla, para que cada uno de los grupos de autores que establecimos pudiera recibir una tarea clara y no tuvieran que meter a presión sus mensajes dentro de un sistema complicado. Es la misma estructura que podéis encontrar en este libro que tenéis ahora en las manos. Está tomada sencillamente de la experiencia catequética de muchos siglos: lo que creemos – cómo celebramos los misterios cristianos – cómo obtenemos la vida en Jesucristo – cómo debemos orar. No voy a contar ahora cómo nos abrimos paso a través de un montón de cuestiones hasta que finalmente surgió un libro. Naturalmente se puede criticar esto o aquello en una obra de este tipo: todo lo que hacen los hombres es insuficiente y puede ser mejorado. Sin embargo es un gran libro: un testimonio de la unidad en la diversidad. A partir de muchas voces pudo formarse un coro común, porque teníamos la partitura común de la fe, que, desde los apóstoles, la Iglesia ha transmitido a través de los siglos.

¿Por qué cuento todo esto?

Ya en el momento de la composición del libro pudimos constatar que no sólo son diferentes los continentes y las culturas de sus pueblos, sino que dentro de cada sociedad existen a su vez diferentes «continentes»: el trabajador piensa diferente al campesino, un físico diferente a un filólogo, un empresario diferente a un periodista, una persona joven diferente a una mayor. Por eso tuvimos que colocarnos, en cuanto al lenguaje y al pensamiento, un poco por encima de estas diferencias; por así decir, buscar el espacio común entre los diferentes modos de pensar. Y con ello fuimos cada vez más conscientes de que el texto necesita «traducciones» para los diferentes espacios vitales, para tocar a las personas en sus propios pensamientos y cuestiones.

En las Jornadas Mundiales de la Juventud celebradas desde entonces —Roma, Toronto, Colonia, Sídney— se han encontrado los jóvenes de todo el mundo que quieren creer, que buscan a Dios, que aman a Cristo y que quieren una comunidad para el camino. En este contexto surgió la idea: ¿No deberíamos intentar traducir el Catecismo de la Iglesia Católica al lenguaje de la juventud? ¿Llevar sus grandes mensajes al mundo de los jóvenes de hoy? Por supuesto que entre los jóvenes de hoy también hay, a su vez, muchas diferencias. De este modo, bajo la acreditada dirección del arzobispo de Viena, Christoph Schönborn, se ha elaborado un YOUCAT para los jóvenes. Espero que muchos jóvenes se dejen fascinar por este libro.

Algunas personas me dicen que a los jóvenes de hoy no les interesa esto. Yo no estoy de acuerdo y estoy seguro de tener razón. Los jóvenes de hoy no son tan superficiales como se dice de ellos. Quieren saber qué es lo verdaderamente importante en la vida. Una novela policíaca es fascinante porque nos mete en el destino de otras personas, que podría ser también el nuestro. Este libro es fascinante porque habla de nuestro propio destino y por ello nos afecta profundamente a cada uno.

Por eso os invito: ¡estudiad el Catecismo! Es mi deseo más ardiente.

Este Catecismo no os regala los oídos. No os lo pone fácil. Pues os exige una vida nueva. Os presenta el mensaje del Evangelio como la «perla de gran valor» (Mt 13,46), por la que hay que dejarlo todo. Por eso os pido: ¡estudiad el Catecismo con pasión y constancia! ¡Dedicadle tiempo! Estudiadlo en el silencio de vuestro cuarto, leedlo con un amigo, formad grupos de trabajo y redes, intercambiad opiniones en Internet. ¡De cualquier forma, mantened conversaciones acerca de la fe!

Tenéis que saber qué es lo que creéis. Tenéis que conocer vuestra fe de forma tan precisa como un especialista en informática conoce el sistema operativo de su ordenador, como un buen músico conoce su pieza musical. Sí, tenéis que estar más profundamente enraizados en la fe que la generación de vuestros padres, para poder enfrentaros a los retos y tentaciones de este tiempo con fuerza y decisión. Necesitáis la ayuda divina para que vuestra fe no se seque como una gota de rocío bajo el sol, si no queréis sucumbir a las seducciones del consumismo, si vuestro amor no quiere ahogarse en la pornografía, si no queréis traicionar a los débiles ni dejar tiradas a las víctimas.

Y cuando os dediquéis con empeño al estudio del Catecismo, quiero daros aún un último consejo: Sabéis de qué modo la comunión de los creyentes ha sido herida profundamente en los últimos tiempos por ataques del enemigo, por la entrada del pecado incluso en lo más interno, en el mismo corazón de la Iglesia. ¡No lo toméis como pretexto para huir del rostro de Dios! ¡Vosotros mismos sois el Cuerpo de Cristo, la Iglesia! Introducid el fuego nuevo y lleno de energía de vuestro amor en la Iglesia, por más que algunas personas hayan desfigurado su rostro. «En la actividad, no seáis negligentes; en el espíritu manteneos fervorosos, sirviendo constantemente al Señor» (Rom 12,11).

Cuando Israel estaba en el momento más bajo de su historia Dios no llamó en su auxilio a los grandes y apreciados, sino a un jovencito llamado Jeremías. Jeremías se vio superado por la tarea: «¡Ay, Señor, Dios mío! Mira que no sé hablar, que sólo soy un niño» (Jer 1,6). Pero Dios no cambió de idea: «No digas que eres un niño, pues irás a donde yo te envíe y dirás lo que yo te ordene» (Jer 1,7).

Os bendigo y rezo cada día por todos vosotros.

Benedictus PP XVI

viernes, 21 de octubre de 2011

JMJ Síguele

Este es el vídeo que D. Mario ha intentado poner en la reunión.

Y para los que quieran ganar el premio, vamos a poner facilidades, no voy a contar cuantas personas salen pero sí os voy a dejar la letra:

Dicen que no es moda toda esa historia 
del amor a la cruz y a Jesús.
Dicen que no entienden a esa gente 
que es feliz así por Él y para ti
y que no comprenden que la oración 
es el motor que a mí me invita a seguir.
Que soy un bicho raro 
por que no remo para el mismo lado 
que dicen que debo seguir.

Navego mar adentro y tan contento
mientras sea Dios mi mástil y mi viento.
La estrella de los mares, Inmaculada
Madre que dijo Sí y por ella sigo aquí.
No se que es el tormento 
pues yo tengo fe en Cristo Jesús 
y siempre hallo consuelo.
Espera un momento que no es cuento 
que yo vivo así y te invito a seguir, ey eee

Y digo sí es posible si   
tu horizonte va mas allá de ti
Lo mejor de mi me lo ha dado Él
Por eso grita conmigo que, 
Jesús es tu amigo que ,
su amor tu camino hoy..
No dudes y síguele!
Entiendo que no entiendas, 
quien tiene razón si hablamos 
de amor, hablamos de lo mismo.
Dicen, dicen, digo yo solo veo 
un camino al frente está Dios 
decide por ti mismo.
Son tantas experiencias 
que prueban su presencia 
que no hablar de Él 
seria esconderlas.
No intento convencerte 
que cada cual despierte pero por amor te invito a conocerle. ey eee

martes, 4 de octubre de 2011

¡¡EMPEZAMOS!!

Quería recordaros que empezamos este viernes con el grupo.
Este viernes en la parroquia después de Misa de 20:00.